EUROPA
PRESS
29 abril
2019
Todo
lo que la vitamina E puede hacer por ti, un antioxidante natural
Las vitaminas son sustancias que ayudan
al cuerpo a crecer y a desarrollarse de forma normal. En concreto, la vitamina
E es un importante nutriente que ayuda al organismo de distintas maneras.
Generalmente, obtenemos la cantidad suficiente de ella a través de una dieta
saludable y equilibrada. Pertenece al grupo de vitaminas liposolubles, y
tenemos la suerte de que está ampliamente distribuida en los alimentos de
nuestro día a día.
En concreto, la encontramos en los frutos secos (en especial
en las almendras y avellanas) y en las semillas de girasol; en las verduras y
hortalizas de hoja verde, como la espinaca y el brócoli; así como en los
aceites vegetales de trigo, soja, de girasol, y de oliva; está presente en los
garbanzos y en las lentejas; además de en los cereales como el trigo, la avena
y el arroz integral; así como en la mantequilla y en el huevo.
Su principal función descrita es la de antioxidante natural,
es decir, reacciona contra los radicales libres, protegiendo el tejido corporal
del daño causado por estas sustancias, que pueden dañar a las células, a los
tejidos y a los órganos, según describe el Instituto de Salud de Estados Unidos
(NIH por sus siglas en inglés).
Los radicales libres son compuestos que se forman cuando el
cuerpo convierte los alimentos que consumimos en energía. Las personas también
están expuestas a los radicales libres presentes en el ambiente por el humo del
cigarrillo, la contaminación del aire, y la radiación solar ultravioleta.
Además, se cree que juega un papel en ciertas afecciones
relacionadas con el envejecimiento. Por otra parte, el cuerpo también necesita
vitamina E para ayudar a mantener el sistema inmunitario fuerte frente a virus
y bacterias que lo invaden.
Es importante a su vez en la formación de los glóbulos
rojos, y ayuda al cuerpo a utilizar la vitamina K, encargada de ayudar al
cuerpo a construir los huesos y los tejidos saludables a través de las
proteínas, y de producir proteínas que ayudan a coagular la sangre. Igualmente,
la vitamina E ayuda a dilatar los vasos sanguíneos, y a impedir que la sangre
se coagule dentro de ellos. Las células usan la vitamina E para interactuar
entre sí, y llevar a cabo muchas funciones importantes, según agrega el
departamento de salud norteamericano.
Desde la Fundación Española del Corazón subrayan que esta
vitamina puede ser útil para prevenir situaciones que se relacionan con la
destrucción de los radicales libres, como el envejecimiento, los efectos de las
toxinas ambientales, o el desencadenamiento de algunas formas de cáncer.
Mientras, la Fundación Española de Nutrición comenta también
que la vitamina E también juega un papel importante protegiendo a la vitamina
A, a la vitamina C y a los ácidos grasos poliinsaturados de los alimentos de
cambios no deseables, y producidos como consecuencia de la oxidación. "Por
ello, sus necesidades están relacionadas con la cantidad de ácidos grasos
poliinsaturados de la dieta. Sin embargo, son precisamente los alimentos que
contienen grandes cantidades de estos ácidos grasos los que tienen mayores
cantidades de vitamina E", advierte.
Eso sí, desde el NIH precisan que, a día de hoy, es
necesaria más investigación para saber si la vitamina E puede prevenir el
cáncer, la enfermedad del corazón, la demencia, la enfermedad hepática y el
accidente cerebrovascular.
¿Qué pasa si no
tomo suficiente vitamina E?
Su absorción es relativamente pobre y va unida a los lípidos
de la dieta. Las deficiencias de vitamina E son particularmente importantes en
los recién nacidos prematuros por sus deficientes reservas corporales, y por el
deterioro de la absorción de las grasas, según añade el NIH. Sus
recomendaciones nutricionales generales oscilan entre 3 y 4 MG para lactantes,
hasta 8 MG en la mujer, y 10 MG en el hombre.
Según datos de la Universidad de Oregón (Estados Unidos),
además, la deficiencia de vitamina E puede ser causada por trastornos de mala
absorción de grasas, o bien por anormalidades genéticas que afectan el
transporte de vitamina E. "Los síntomas de una deficiencia severa incluyen
ataxia inducida por deficiencia de vitamina E, neuropatía periférica, debilidad
muscular, y daño a la retina del ojo", principalmente.
Eso sí, el NIH norteamericano advierte de que la deficiencia
de vitamina E es muy poco común en las personas sanas, y casi siempre está
relacionada con las enfermedades antes descritas. "Algunos ejemplos
incluyen la enfermedad de Crohn, la fibrosis quística
y ciertas enfermedades genéticas poco frecuentes como la 'abetalipoproteinemia',
y la ataxia con deficiencia de vitamina E.
"El sistema digestivo necesita algo de grasa para
absorber la vitamina E. La deficiencia de vitamina E puede causar daños a los
nervios y los músculos con pérdida de sensibilidad en los brazos y las piernas,
pérdida de control del movimiento corporal, debilidad muscular y problemas de
la visión. Otro signo de deficiencia es el debilitamiento del sistema
inmunitario", apostilla